La mayoría de las viviendas españolas cuentan con una certificación energética tipo “E” o “G”, lo cual supone un consumo mucho mayor, reflejándose en la factura mensual. Este gasto puede llegar a superar los 65.000€ durante la vida útil de una vivienda, mientras que las viviendas con certificación “A” consumen alrededor de 8.000€ a lo largo de 50 años.